Articulo de invitado escrito por Nuria Jorba autora de Cuidadorcuidate
Tener depresión es doblemente duro. Duro para el que la sufre y duro para el que la vive desde fuera tratando de acompañar en ese proceso a la persona que la padece.
Si nunca has sentido que preferirías no estar vivo es difícil por mucho empeño que le pongas poder entender a alguien que está inmerso en un proceso de depresión. Tal vez la clave está precisamente en no intentar racionalizarlo todo y entenderlo, sino simplemente en aprender a estar ahí y a la vez encontrar el equilibrio entre cuidar del otro y de ti mismo.
Podría centrarme aquí a explicarte cómo debes tratar a una persona que está pasando por un proceso de depresión. Te aseguro que me saldría de carrerilla, puesto que lo he vivido y tengo una lista interna de unas cuantas cosas que se agradecen cuando no ves la luz al final del túnel, pero hoy he venido a hablar de ti. De qué debes tener en cuenta para mantener tu salud emocional bien fuerte cuando convives con un ser querido con depresión. Porque si tú estás bien, todo fluirá mejor.
- NO TE LO TOMES COMO NADA PERSONAL
Este es el primer punto clave para que todos los demás tengan sentido. Cuando alguien a quien quieres y con quien compartes tu vida entra en depresión lo primero que te viene a la cabeza es ¿Porqué no he sabido hacerle feliz? ¿Qué he hecho mal? Y la respuesta es que tú no has hecho nada mal, al contrario, gracias a que estás ahí él o ella no está peor.
[cp_popup display=”inline” style_id=”5154″ step_id = “1”][/cp_popup]Es normal tender a culpabilizarnos pero puedes estar seguro que aquí no hay culpables. La depresión es un trastorno del estado de ánimo que puede o no tener una detonante concreto (por ejemplo un duelo mal solucionado), pero que en la mayoría de los casos influyen en su diagnóstico aspectos tanto psicosociales como biológicos y genéticos.
Así pues, respira hondo y quítate esta carga que te has autoimpuesto porque no es real. Lo estás haciendo bien, no tengas ninguna duda de ello.
- NO INTENTES ENTENDERLO TODO
Una vez has asumido que tú no tienes ninguna culpa del proceso de depresión por el que pasa tu ser querido lo más habitual es empezar a buscarle la lógica. Intentar entender a la otra persona y saber porqué no quiere salir a la calle, porqué no le apetece ducharse o porqué se quedaría todo el día en la cama.
Sé que cuando eres racional te cuesta entender que no hay nada que entender, pero siento decirte que esto es así, no le busques una explicación lógica porque no la vas a encontrar. Sería muy largo de explicar, pero cuando el cerebro de alguien hace “clic” y entra en bucle es muy difícil razonar con él desde tu rol de cuidador y lo más probable es que acabéis discutiendo.
¿Con eso te estoy diciendo que no tienes que hacer nada? ¡No, al contrario! Precisamente porque quiero que las energías que inviertas sean productivas aquí lo que quiero transmitirte es que no pierdas el tiempo intentando encontrar una respuesta racional, sino que focalices tu energía en buscar pequeños pactos que faciliten vuestro día a día.
Deja que te ponga un ejemplo práctico. Delante el hecho de que la persona deprimida no tenga ganas de ducharte y sea capaz de pasarse una semana sin hacerlo pueden pasar dos cosas:
- Cuando llega el séptimo día tenéis tal bronca que al final se acaba metiendo en la ducha por la fuerza, entre lloros y reproches.
- Sabiendo de antemano que no quieres llegar a la primera opción, coges un momento en el que estáis los dos tranquilos y llegáis al acuerdo de que tiene que ducharse día sí día no. Es una negociación en la que los dos habéis cedido porque tú preferirías que se duchara cada día y la otra persona no ve el momento de hacerlo, pero habéis adquirido un compromiso y aunque os cueste lo más probable es que intentéis cumplirlo.
La situación que te he descrito de la ducha es muy extrema pero puede pasar lo mismo con el hecho de salir a pasear, vestirse con ropa que no sea siempre el mismo chándal, quedar con una amiga o ir al parque con los niños. Sé que estás pensando que esto es chantaje emocional, puedes llamarlo como quieras, la cuestión es que si llegáis a un acuerdo en un momento de calma y tranquilidad, es más difícil que la otra persona no cumpla con lo acordado.
Fíjate que lo que te propongo es que focalices tu energía en algo que te va a aportar resultados reales y va a propiciar un clima de calma y armonía en vez de desgastarte discutiendo.
- BUSCA TU ESPACIO PARA EVITAR EL CONTAGIO EMOCIONAL
Por mucho que quieras a alguien, después de tanto batallar es normal sentirte agotado, frustrado y sin energía. De ahí que sea tan importante tener tu propio espacio para desconectar y recargar pilas.
Cuidar de alguien y preocuparte por él/ella no significa descuidarte a ti mismo. Aunque parezca obvio éste es uno de los errores más clásicos cuando convives con una persona que padece una enfermedad, y también debería de ser uno de los primeros a enmendar.
Es más importante compartir menos momentos juntos pero que sean de calidad, que no pasar 24 horas al día el uno al lado del otro pero sin aportaros nada. Reduce la cantidad y aumenta la calidad, y a partir de ahí el tiempo que ganes dedícatelo a ti mismo.
Es fundamental que tengas la posibilidad de desconectar por un momento de la lucha continuada que supone estar al pie del cañón intentando ayudar a tu ser querido. ¿Por qué? Pues porque si tienes tus momentos de desconexión, desahogo y relax te será mucho más fácil poder luego afrontar los retos del día a día, aumentará tu paciencia y serás capaz de relativizar más las cosas.
Piensa por un minuto qué te gusta hacer, no tiene que ser algo que se te de bien, simplemente algo que te haga disfrutar y con lo que las horas se te pasan volando. A lo mejor cantas fatal pero te emocionaría aprender a cantar las canciones de Operación Triunfo, pues adelante, resérvate un día a la semana y apúntate a esas clases de canto, es TU momento, TU espacio y te lo mereces.
No te sientas culpable por necesitar tomar un poco de distancia de la situación que estás viviendo en casa, no solo es normal, sinó que es sano y deseable. Verás que cuando vuelvas después del subidón de endofrinas que te dará haber disfrutado de tu hora de canto (quién dice canto dice salir a andar, darte un masaje, ir al gimnasio, meditar… lo que sea pero busca algo que te guste y reserva un hueco en la agenda mínimo dos días a la semana) volverás a casa con una energía diferente y esto se nota.
- APRENDE A RELAJARTE ANTES DE AFRONTAR CIERTAS CONVERSACIONES O SITUACIONES
En toda relación entre dos personas, ya sea una pareja, una amistad, una relación entre hermanos o de padre e hijo, hay momentos en los que toca hablar de temas que desde un primer momento intuyes que es posible que se desmadre el asunto y terminéis discutiendo.
No pasa nada, es normal, pero si ya sabes que vais a tocar un tema peliagudo, o por el contrario, no lo teníais previsto pero surge espontáneamente y vas viendo que el ambiente se caldea… para un momento, respira e intenta relajarte. Cuando discutes desde la pasión y las tripas tienes muchas posibilidades de terminar en pelea, y eso, más allá de ayudarte, lo que hará es añadir una frustración más a tu mochila, y evidentemente no es lo que quieres, ¿verdad?
No esperes a que se dé el caso de una pelea para comenzar a relajarte. Empieza desde ya mismo practicando mindfullnes, meditación o relajación y poco a poco notarás como aumenta tu capacidad para mantenerte en calma y sin perder los nervios, al mismo tiempo que tendrás más autocontrol y esto hará que sepas negociar con más mano izquierda.
Cuando te enfadas tienes dos tareas, enfadarte y desenfadarte, por lo tanto si te las puedes ahorrar podrás focalizar la energía en lo que realmente importa; tu bienestar y el de tu ser querido.
Si te apetece empezar a practicar mindfullnes y meditación Miriam tiene un curso de 21 días que te va a venir genial. Yo personalmente lo hice hace ya un tiempo y ¡te lo recomiendo!
A parte de ayudarte en los momentos más críticos para aprender herramientas para resolver mejor situaciones difíciles puntuales, el entrenamiento en relajación también va a serte muy útil para hacer un cambio en tu manera de afrontar la vida en general.
Aprenderás a relativizar, priorizar y gestionar la sensación de impotencia que sientes a menudo cuando ves que por mucho que hagas no observas casi evolución en la enfermedad de tu familiar. No es milagroso, pero es un trabajo de hormiguita que a la larga y sin darte cuenta puede ser un punto de inflexión para mejorar tu salud emocional.
- NO ESPERES NADA
Todos tenemos tendencia a esperar algo de los demás. Esperamos que actúen de una determinada manera, esperamos que nos digan ciertas cosas e incluso esperamos que sientan algo en concreto. No podemos evitarlo, lo hacemos de manera insconsciente.
Siempre esperamos algo de los demás, y cuando nuestras expectativas no se cumplen llega la frustración, el enfado y la tristeza. Verdaderamente en ese momento el error es nuestro porque estamos esperando una cosa que probablemente el otro ni sabe.
Sin ir más lejos, si convives con alguien diagnosticado de depresión mayor y tu llegas a casa esperando encontrártelo más animado, capaz de proponerte un plan para hacer juntos esta tarde, pensando qué habrá hecho un pequeño cambio, y luego cuando abres la puerta de casa resulta que todo sigue igual… ¿te imaginas qué sensación vas a tener no? Se te caerá el mundo encima y tendrás que volver a empezar de cero para recomponer los trocitos que se te hayan roto por dentro.
Por eso es tan importante procurar no esperar del otro, porque así cuando todo el trabajo que estás haciendo (ayudarle para que vaya a terapia, supervisar que se tome la medicación y relajarte para poder negociar adecuadamente) dé sus frutos, el sentimiento de satisfacción será real y te dará energía para seguir con todo el proceso. En cambio, si tiendes a imaginar lo que va a ocurrir y luego no se cumple es probable que se te pasen por alto pequeños cambios o evoluciones que en realidad son el primer paso para una mejora notable de tu calidad de vida.
Es más fácil decirlo que hacerlo, pero siempre que te des cuenta que estás empezando a esperar demasiado del otro, PARA, pon los pies en la tierra e intenta buscar cosas reales que ya estén sucediendo para animarte a continuar. A la larga verás que cuando no esperas todo es más fácil.
- INTENTA IRTE A DORMIR CON LOS TEMAS RESUELTOS
Tienes derecho a tener un mal día, y dos y tres, pero no dejes que las cosas se acumulen. Cada día que empieza es una nueva oportunidad para empezar de cero, no la desaproveches. Por eso, aunque hayas tenido la bronca del siglo, por mucho que tengas la sensación que habéis hecho pasos hacia atrás o simplemente no seas capaz de ver la luz al final del túnel, no te enroques.
Cuando llegue la noche intenta tener solucionados los frentes que has ido dejando abiertos durante el día, y nunca te vayas a dormir enfadado, resentido o con una conversación pendiente, si puedes evitarlo. Arrastrar las cosas durante días y días no hace más que alargar el sufrimiento y enquistar situaciones que analizándolas objetivamente no merecen que pierdas el tiempo con ellas.
Antes de dormir acuéstate respirando profundamente y piensa en alguna cosa que ha ocurrido y que te ha hecho sentir bien, aunque solo haya sido fugazmente.
Quédate con ese momento y con esa sensación, te ayudará a dormir mejor, descansar y empezar el día siguiente con energía positiva.
- VALORA LOS PEQUEÑOS CAMBIOS
La depresión se cura, y aunque cuando lo vives desde dentro parece imposible, se puede salir de ella. Está claro que hay casos excepcionales en los que el proceso se cronifica, pero por norma general partimos de la base que si se sigue un buen tratamiento con apoyo tanto psiquiátrico como psicológico es posible recuperarse y volver a sonreír cada mañana.
Aún así, es un proceso largo y con un trabajo de hormiguita detrás en el que se requiere mucha paciencia y cariño. Ya hemos dicho antes que es importante no esperar, pero es que además es fundamental no esperar cambios enormes de un día para otro porque es raro que ocurra así.
La expresión “salir de la depresión” es la imagen clara de cómo se evoluciona en esta enfermedad, y es que uno va mejorando poco a poco y pasito a pasito va siendo capaz de cambiar su manera de enfrentarse al mundo y de vivir su vida. Son esos pequeños cambios los que tenemos que ir valorando, porque pueden parecer poca cosa al principio, pero sin duda serán un grano de arena indispensable para llegar al final del camino.
- NO TE DE MIEDO PEDIR AYUDA
Al principio te decía que si tú estás bien todo fluirá mejor, y te recordaba la necesidad de cuidarte para poder ayudar a tu ser querido como ambos os merecéis.
A menudo cuando cuidamos de alguien enfermo nos centramos tanto en el otro que nos descuidamos de nosotros mismos y llegamos a perder nuestra esencia. Es fácil que ocurra, pero deberías intentar ponerle remedio.
Parece que como quien tiene la enfermedad es la otra persona, tú simplemente tienes el rol de estar ahí ayudándole, y mientras tus sentimientos y emociones pasan a un segundo plano. No te engañes, es importantísimo que tú estés fuerte para que seas capaz de gestionar el torbellino de emociones que puede llegar a invadirte ante un proceso tan difícil como la depresión de un ser querido.
Has venido a ser feliz, no lo olvides, y para ello tienes que poder desahogarte, trabajar tus miedos, el sentimiento de culpa y de rabia, la impotencia y la tristeza para poder finalmente cuidar de ti mismo y de tu familiar con el cariño que los dos os merecéis. Así pues, no lo dudes, si te sientes desbordado por la situación, pide ayuda.
[cp_popup display=”inline” style_id=”5409″ step_id = “1”][/cp_popup]
Si te apetece, para empezar a cuidarte y aprender a identificar cómo te sientes te regalo la guía Guía gratuita de gestión emocional para cuidadores para que puedas cuidar de tu familiar enfermo sin perder tu salud. Espero que te guste y que te sea muy útil.
Y tú, ¿has notado que cuando te cuidas a ti mismo es más fácil cuidar de tu ser querido? Si quieres cuéntanos en los comentarios qué haces para mantenerte sano emocionalmente mientras cuidas de tu familiar enfermo, ¡nos encantará leerte!
Gracias Miriam por dejarnos un hueco en tu web para hablar de la importancia de cuidar la salud de uno mismo cuando cuidas de un familiar enfermo 🙂
¡Espero que el artículo sea de interés y de gran utilidad para tus lectores!
¡Hola Nuria! Gracias a ti por el pedazo de artículo que nos has regalado 🙂
Un abrazo
Mi gordito no sabe cuidar ni de si mismo y no quiere ni escuchar ni cambiar que hago?
Muchas gras por permitirnos leer estos post, realmente son muy utiles para quienes pasamos por situaciones similares.
El artículo “Mantener tu salud emocional cuando convives con alguien con depresión” de psicorumbo.com es una guía práctica y útil para cualquier persona que tenga un ser querido que lucha contra la depresión. El artículo ofrece una variedad de estrategias para ayudar a mantener la salud emocional y mental de las personas que conviven con alguien que padece depresión, y les permite cuidarse a sí mismos mientras apoyan a su ser querido.
El artículo comienza explorando cómo la depresión puede afectar a las personas que rodean a alguien que la padece, y destaca la importancia de reconocer y abordar estos sentimientos en lugar de ignorarlos. A continuación, se ofrece una serie de estrategias para ayudar a mantener la salud emocional, como establecer límites claros y saludables, buscar apoyo externo y mantener una comunicación abierta y efectiva con el ser querido.
El artículo también destaca la importancia de cuidar la propia salud física y mental y ofrece consejos sobre cómo hacerlo, incluyendo la práctica regular de actividades relajantes y la búsqueda de asesoramiento profesional cuando sea necesario. Además, el artículo explora cómo los cambios en el estilo de vida, como la práctica de una dieta saludable y el ejercicio regular, pueden ayudar a mejorar el bienestar emocional y la capacidad para manejar el estrés.
En general, “Mantener tu salud emocional cuando convives con alguien con depresión” es una guía útil y valiosa para cualquier persona que tenga un ser querido que luche contra la depresión. Las estrategias presentadas son prácticas y fáciles de seguir, lo que las convierte en una excelente referencia para cualquier persona que busque apoyar a un ser querido mientras mantiene su propia salud emocional y mental.