Durante muchos años, he estado leyendo sobre desarrollo personal, psicología y autoayuda.
Ha habido cosas que me servían más y cosas que me servían menos, pero en casi todos los libros, blogs, vídeos y demás contenido que he ido consumiendo todo este tiempo, había una idea de fondo: que sólo hay un modelo válido para ser la mejor versión de ti mismo.
Como dice Luis Tejedor, por un lado está la autoayuda que viene de América, en la que nos “venden” que la única forma de ser feliz es siendo un triunfador, amasando millones con los negocios, siendo extrovertido y dominando la persuasión y las relaciones sociales…
Vamos, la idea clásica de éxito. El problema de la mayoría de estos libros es que se centran sólo en factores externos y en técnicas milagrosas, sin ayudarte a conseguir un cambio de mentalidad o a buscar tu propio camino.
Por otro lado, hay una corriente más “mística” dentro de la autoayuda, muchas veces venida del mundo oriental pero desarrollada también por libros como El secreto, El poder del ahora, Piense y hágase rico… En la que nos dicen que lo único que importan son nuestros pensamientos. “Si controlas tu mente controlas tu vida”, según esta corriente. Es decir, nos dicen exactamente lo contrario a lo que nos proponían los libros de la rama americana de la superación personal.
Cuanto más iba leyendo, más información contradictoria tenía en mi cabeza. Dependiendo del último libro que hubiese leído, estaba convencido de que tenía que “disolver mi ego” y pensar siempre en positivo, o por el contrario que tenía que hacer cosas como centrarme en crear activos, visualizar, hacer autohipnosis o forzarme a hablar con 15 personas desconocidas cada día para mejorar mis habilidades sociales.
Todas estas cosas me ayudaron en cierta medida, pero no acababa de encontrarme a gusto con ninguna de ellas. Y aunque libros como El arte de no amargarse la vida y Psicología del Éxito cambiaron completamente mi visión del mundo, no fue hasta que me fui de Erasmus que descubrí la pieza que me faltaba.
Indice
Conócete a ti mismo
La mayoría de nosotros no sabemos lo que queremos. Estamos tan ocupados sobreviviendo y cumpliendo con nuestras obligaciones, que no tenemos nada de tiempo para conocernos a nosotros mismos.
Nos pasamos 8 horas al día en clase o en trabajos que no nos gustan, y el resto del tiempo, estresados, deseando que llegue el fin de semana para poder descansar.
Además, durante ese tiempo libre tampoco tenemos muchas opciones para saber lo que queremos. Tendemos a hacer todos las mismas cosas, estamos atrapados por la rutina, y si alguna vez has intentado cambiar te habrás dado cuenta de que el entorno no te lo pone nada fácil.
Si alguna vez has intentado comer más sano, por ejemplo, sabrás que es muy difícil mantenerte dentro de tu plan cuando sales con tus amigos a cenar o a “tomar algo”.
Por si esto no fuera poco, somos bombardeados constantemente con el modelo de éxito que teóricamente tenemos que perseguir. Si como yo eres aunque sea un poco sensible a la programación social, puede que te sientas mal si no te gusta salir de fiesta a sitios ruidosos, o no quieres un trabajo estable pero que no te llene.
Todos estos factores provocaron que durante gran parte de mi vida haya estado persiguiendo un ideal de comportamiento que realmente no me representa.
Me esforzaba por ser más sociable, más activo, más preocupado por los demás… Todo esto está muy bien, y perseguir esos ideales me ha hecho crecer como persona, pero el problema es que muchos de ellos no estaban alineados ni con mi identidad, ni con mis valores.
Te pondré un ejemplo: durante mi adolescencia era muy tímido, hasta el punto de ser incapaz de contestar cuando un desconocido me dirigía la palabra, o de hablar en público. Cuando conocí el mundo del desarrollo personal, me obsesioné con cosas como ser el centro de atención, conocer a todo el mundo, aprender a comunicarme persuasivamente…
Al principio mejoré mucho, pero al poco tiempo me di cuenta de que me agotaba emocionalmente estar todo el tiempo rodeado de gente, cuando muchas veces lo que más me apetecía era sentarme con un café en la mano y un buen libro. Pero pensaba que eso era señal de que todavía seguía siendo tímido, y que tenía que esforzarme más.
Sin embargo, en primero de psicología descubrí que algunas personas “recargan sus pilas” estando con gente, los extrovertidos, mientras que otras necesitan momentos a solas para cargarse de energía después de un tiempo en ambientes ruidosos o con mucha estimulación. Las personas del segundo tipo se llaman introvertidos, y yo soy uno de ellos. Por tanto, había estado años esforzándome por convertirme en algo que simplemente no podía ser.
Durante los seis meses que estuve estudiando en otro país, me di cuenta de que muchos de los hábitos que tenía en mi vida cotidiana tampoco me representaban.
Estar allí solo, sin ningún tipo de presión social y sin que nadie me conociese, con tantas opciones diferentes y gente de todos los países y creencias posibles, me dio la libertad que necesitaba para conocerme a mí mismo e identificar lo que significa para mi la felicidad.
Pero es posible que tú no tengas la oportunidad de irte y empezar de cero durante un tiempo para saber qué es lo que quieres, o que ni siquiera te interese esta posibilidad. ¿Significa esto que no vas a poder encontrar tu propio camino?
Descubre lo que es importante para ti
En el mundo del desarrollo personal, nos enseñan que lo más importante para conseguir una vida con sentido es saber lo que quieres. Si no conoces tus valores, y te dejas arrastrar por la corriente, es muy posible que acabes atrapado en una vida que no te represente ni te haga feliz.
Aunque hay muchas herramientas que te pueden ayudar a conocer lo que es importante para ti, y en última instancia todos somos distintos, hasta cierto punto sólo hay un número de formas de ver el mundo y de perseguir la felicidad.
Durante miles de años, la pregunta “¿Qué significa ser feliz?” ha traído de cabeza a filósofos, pensadores, psicólogos e investigadores. Pero ya desde la antigua Grecia, se ha identificado la felicidad con una de cuatro cosas:
- El placer y la búsqueda de experiencias
- Las relaciones personales
- La virtud moral y ética
- La búsqueda del conocimiento
Y aunque esto suene a filosofía antigua, las últimas investigaciones tanto en psicología como en neurociencia apuntan a que efectivamente cada persona busca uno de estos cuatro elementos, en función de su tipo de personalidad. Conocer con cuál de ellos te identificas más puede ayudarte a encontrar tu propio camino hacia la felicidad.
¿Quién eres? Los cuatro tipos de personalidad
En las últimas décadas, varios investigadores, basándose en las teorías de la personalidad de Carl Jung, han realizado estudios por todo el mundo para intentar clasificar a las personas en un pequeño número de tipos. Las investigaciones más relevantes son las de Myers – Briggs, que han sido desarrolladas décadas después por investigadores como David Keirsey y Helen Fisher.
Según estos estudios, la personalidad está formada por dos partes: el carácter, que es adquirido en función de las experiencias que tengamos durante la infancia y a lo largo de nuestras vidas, y el temperamento, que es innato y heredado genéticamente. Aunque ambos tienen un peso similar, el temperamento determina en gran medida las experiencias que vamos a buscar y cómo nos van a afectar las cosas.
Esta corriente de la psicología de la personalidad nos dice que hay básicamente cuatro tipos de personalidades:
- Los exploradores, o artesanos. Su comportamiento está determinado en gran parte por la dopamina. Optimistas y aventureros, se centran en vivir en el día a día y buscar el mayor número de experiencias posibles. Suelen ser artistas, oradores… Buscan la felicidad en el placer sensorial y en vivir nuevas situaciones de todo tipo. Si lees en inglés, puedes ver más información sobre este tipo aquí.
- Los constructores, o guardianes. El neurotransmisor que más influye en su comportamiento es la serotonina. Normalmente se dedican a los negocios. Adoran el orden, y entienden la importancia de las normas y de servir a la comunidad. Suelen ser bastante convencionales y respetan las tradiciones, encontrando la felicidad principalmente en seguir su propio código moral. Si quieres más información, puedes conocer más sobre este tipo de personalidad aquí.
- Los directores, o racionales. Su comportamiento está muy influenciado por la testosterona, tanto en hombres como en mujeres. Tienden a buscar la objetividad, y se les da muy bien entender a las máquinas. Suelen ser ingenieros, arquitectos… Buscan la felicidad en el conocimiento y el pensamiento racional. Si quieres leer más, puedes hacerlo aquí.
- Los negociadores, o idealistas. Sus rasgos son provocados en gran parte por el estrógeno. Son el tipo de personalidad más diplomático, encontrando la felicidad en las relaciones personales. Suelen dedicarse a campos relacionados con las humanidades y las personas, como psicología, educación… Y son los más empáticos de todos. Si crees que eres un negociador, puedes leer más sobre este tipo de personalidad aquí.
Por supuesto, esta clasificación de la personalidad sólo es una primera aproximación para que te conozcas mejor a ti mismo. Aún así, de todas las teorías que he estudiado sobre personalidad, ésta es con diferencia la que más me parece que se ajusta a la realidad.
Si quieres conocer tu tipo de personalidad predominante, te recomiendo que hagas el test de la página 16 personalities. Divide cada uno de los cuatro tipos de personalidad en otros cuatro, en función de varios factores como la extroversión/introversión, si te guías más por tus sentimientos o tus ideas…
Por supuesto, ningún test puede reemplazar tu propio conocimiento sobre ti mismo. Pero si quieres aprender un poco más sobre tu forma de ver el mundo, esta teoría puede ser una herramienta muy útil para entenderte mejor.
Además, varios autores han desarrollado esta teoría y la han aplicado a campos como el amor o el éxito en la vida. Si lees en inglés (y si no lo haces, ¿a qué esperas para aprender?), te recomiendo sobre todo dos libros:
- Please Understand Me II, donde el autor, David Keirsey, habla de la relación entre los tipos de personalidad y muchos otros factores como el desarrollo de la autoestima, la inteligencia, las relaciones con los demás, los valores de cada tipo…
- Why Him, Why Her, de Helen Fisher, en el que explora las diferencias en las relaciones de pareja para cada uno de los tipos.
Cómo encontrar tu propio camino: define tus metas
A pesar de que conocer tu tipo de personalidad predominante te ayudará a identificar lo que te hace feliz, puede que no sea suficiente.
Si aún estás un poco perdido, los ejercicios que te propongo a continuación pueden darte un empujoncito para que conozcas tu visión (lo que quieres conseguir en tu vida), y tus metas (el camino para conseguirlo).
Ejercicio 1: viaja al futuro
En este primer ejercicio, te voy a pedir que te imagines que te has esforzado al máximo y has alcanzado la mejor versión de ti mismo, que has cumplido tus sueños.
Sumérgete de lleno en las imágenes, en los sonidos que oirías si estuvieses viviendo la vida perfecta, en las sensaciones… Cuanto más vívido, mejor.
Notarás que lo estás haciendo bien porque tu estado emocional cambiará. Si has imaginado que estás cumpliendo tu sueño, y te sumerges de lleno en esa imagen, notarás cómo te invade una sensación enorme de bienestar. ¡Disfrútala!
Pero ahora viene la parte “difícil” del ejercicio: desde esa posición en la que has conseguido todo lo que te proponías, tienes que mirar atrás e imaginar cómo lo hiciste. ¿Cómo has llegado hasta la cima?
Por ejemplo, si en tu visión eras una estrella del rock, puede que te hayas visto tocando conciertos gratuitos en los bares de tu barrio, grabando un disco, promocionándote en redes sociales…
Pues bien, estas acciones son probablemente las que tienes que llevar a cabo si quieres alcanzar realmente tus sueños.
Por supuesto que puedes ir rectificando si alguna de ellas no funciona, pero será más fácil que lo hagas una vez que hayas tomado acción.
Ejercicio 2: Dí que sí
¿Has visto la película de Jim Carrey del mismo nombre? En ella, el protagonista está destrozado por su divorcio, y ha dejado de lado a sus amigos, odia su profesión y se pasa el tiempo viendo películas que alquila en el videoclub… Hasta que un día asiste a un seminario en el que hace un “pacto con el universo” y tiene que decir que sí a todo. A partir de entonces, se mete en todo tipo de situaciones disparatadas, consigue un ascenso, encuentra el amor…
Por supuesto que sólo es una película, pero en general obligarte a decir que sí a situaciones que te asusten te va a ayudar a encontrar nuevas posibilidades y caminos que antes no sabías ni que existían. Además, te obligará a salir de tu zona de comfort, lo que te hará crecer como persona y descubrir lo que quieres realmente.
Por tanto, te propongo que durante la próxima semana digas que sí al menos a tres cosas que no harías normalmente, y que apuntes en un diario las anécdotas que vayan surgiendo de este ejercicio.
Al hacer cosas a las que antes no te atrevías, podrás saber si no las hacías por miedo o porque realmente no son para ti. Y verás cómo si repites este ejercicio, tu vida se hará mucho más interesante y empezarás a conocer nuevas ideas que te harán replantearte lo que te hace feliz.
Si te cuesta salir de tu zona de confort y perseguir tus metas, te recomiendo que le eches un ojo a mi ebook “7 ideas para ir a por lo que quieres” 🙂
¡Hasta aquí el artículo de hoy! Espero que hayas sacado algunas ideas útiles para buscar tu propio camino hacia la felicidad.
Este es un artículo escrito por Alejando Rodriguez, creador del blog tumejormismo.com, donde habla sobre desarrollo personal basándose en sus propias experiencias y las últimas investigaciones científicas.
Si quieres saber más sobre él y su proyecto puedes hacer click aquí
Y tú, ¿con qué tipo de personalidad te identificas? ¿De qué forma intentas ser feliz en tu día a día?
¡Nos vemos en los comentarios!
Si te ha gustado el artículo te agradecería que lo compartieras en tus redes sociales
Buenos días,
interesantísimo artículo. Es la primera vez que leo acerca de las cuatro personalidades y creo que es cierto, nos ajustamos más a uno que a otro. Yo soy claramente constructora.
Es un gran consejo pisar la línea e incluso salirte de tu zona de confort para poder darle al cerebro nuevas herramientas para enfrentarse de manera diferente a la vida. Para ello el ejercicio de decir que SÍ me ha encantado 🙂
En mi caso he salido de mi zona de confort por la puerta grande en diversas ocasiones. Por ejemplo superé mi miedo a volar cuando dije SI a un viaje de 16 horas al otro lado del charco. Al bajar del avión contenta y tranquila nunca me había sentido tan poderosa 🙂
¡Ten un buen día!
¡Me alegro de que te haya gustado! Yo tampoco había oído hablar nunca sobre las cuatro personalidades, y la verdad es que cuando lo vi, muchas piezas empezaron a encajar.
Enhorabuena por atreverte a hacer algo que te asustaba 🙂 en mi opinión, esa es la clave de la felicidad y el desarrollo personal.
¡Nos vemos por mi blog!
¡Hola Sefora! Muy valiente por tu parte, 16 horas de avión se dice pronto jaja. Como bien has podido comprobar los miedos solo están en nuestra cabeza, una vez que decidimos romperlos desaparecen 🙂
Un fuerte abrazo
interesante…seguire tu consejo y dire siiii a casi todo…voy probar
a saber en que lio me voy meter…
¡Hola Lois! Estoy segura de que sacarás muchas más cosas positivas que lios 🙂
Un abrazo